Ayer finalizó el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas 2011 de Cádiz en una final que no ha dejado indiferente a nadie (como viene a ocurrir casi siempre).
No me considero un erudito del carnaval, ni muchísimo menos, pero me acojo a una máxima telebasuril acuñada en la última década: Todo lo expuesto al público es opinable, criticable y enjuiciable por el público (que siempre lo hará con más o menos razón).
Por ello voy a opinar sobre la final de ayer, pero no en base al fallo del jurado si no a las reacciones posteriores (que también se exponen públicamente en diferentes plataformas). Mi opinión sobre el fallo del jurado me la reservo por varios motivos:
- Mi opinión no va a modificar en nada el fallo del jurado.
- Como ya he dicho, no soy un experto en carnaval (Además, para más detalles, mi oído musical funciona como si estuviera "escayolao")y por ello no me creo con el derecho de poder valorar la actuación de una agrupación carnavalesca que seguro cualquiera podría valorar muchísimo mejor y con más acierto que yo.
En lo que si me veo capacitado para criticar u opinar es en el campo de las opiniones y críticas, pues de eso sabemos todos y por ello hoy hago una crítica de las críticas.
Es muy fácil criticar a una agrupación. Desde nuestro palco jurado frente al televisor, nos acomodamos en el sofá sin tener en cuenta factores que si no estás en el teatro, o incluso encima del escenario pasan desapercibidos. Es fácil decir que el jurado de este año la ha liado de una forma monumental porque no ha ganado la comparsa que me gustaba, o que hay una mano oculta del carnaval, una mafia que mueve hilos, y que provoca que a la final se suban o se bajen los mismos de siempre.
Se ha criticado que un coro como el de Don Julio Pardo no haya llegado a la final y más, precisamente, en el año en el que le ha tocado ejercer como pregonero. Personalmente, este autor no es santo de mi devoción, sin embargo he decir que su ausencia se nota... Ha sido como esa cena de navidad en la que se reúne toda la familia, dado que es la única fecha en la que todos coincidimos, y sin embargo este año, tras 21 años consecutivos, te falta uno de tus hijos. No obstante, más allá de opiniones sobre quien ha estado mejor o peor, me gustaría señalar que la actitud del jurado ha sido muy valiente. Dejar fuera de la final al coro del pregonero demuestra que (bajo su más o menos acertado juicio) se han esforzado por hacer prevalecer a los mejores. Esta actitud debe ser y es primordial en una ciudad cuyo valor que lleva por bandera es la libertad.
El jurado ha demostrado tener la libertad suficiente como para elegir los que a su juicio han sido los mejores y por eso desde aquí les envío mi más fuerte aplauso.
He leído también en algunos comentarios, que como siendo las fiestas de Sevilla para los sevillanos o las de Málaga para los malagueños, consentíamos que un coro más rociero que carnavalesco llegara a la final, o porqué las entradas se ponen a la vente por internet dando acceso a todos desde Pekín a Burkina Fasso. Considero que es triste leer que con la reventa era mejor, porque entraban sólo gaditanos y además el dinero que se sacaban los reventa era para los gaditanos.
Me remito al argumento del párrafo anterior. Debemos demostrar la libertad de la que presumimos. Debemos guardar esa bofetada que, cuando no se da, hace más daño. Además, ya está bien de rencillas con sevillanos y malagueños que lo único que hacen es sentar las bases de una sociedad que va la ruina. Seguramente, si pusiéramos tanto empeño como ponemos en ensalzar nuestra fiesta, quedar por encima de jerezanos o defender nuestra comparsa en buscar trabajo y manifestarnos ante nuestros políticos y autoridades nos iría mucho mejor y con algún parado menos. Intentando no desviarme del tema finalizo este argumento como dice Aragón este año: "al menos me he desahogao".
Para finalizar añadiré unas últimas palabras intentando ser lo menos demagogo posible. Los rincones de la red del carnaval han ardido esta noche por el fallo de un jurado de un concurso y nos centraremos durante unos días en esto en vez de preocuparnos de disfrutar del auténtico carnaval. El verdadero concurso de carnaval viene ahora en la calle. Donde deberemos luchar por disfrutar sin problemas, sin molestar, sin provocar altercados. Curiosamente en este concurso no hay premio oficial, por eso no hay competitividad. Pero yo por lo menos siempre me he llevado un premio: El de disfrutar con mi familia y amigos de nuestro Carnaval de Cádiz, que aunque muchos derrotistas digan que cada año va a peor, a mi siempre me saca una sonrisa y un sentimiento, y sólo por eso (llamadme conformista si queréis) mereció la pena vivirlo.
Nada más, me despido antes de ir ultimando el disfraz, nos vemos en la calle y que disfrutéis de un gran carnaval.
P.D.: Se ha dicho que el jurado de este año era alemán. He aquí al único jurado "alemán" que conozco:
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