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jueves, 24 de febrero de 2011

¿Aprendemos a montar en bici? ¿Otra vez?

"Conducir (O valga otro verbo de algo que sea muy fácil de ejecutar) es como ir en bici. Una vez aprendido ya no se olvida".

Aún recuerdo la segunda vez que aprendí a montar en bici. Sí. Efectivamente, yo aprendí dos veces a montar en bici y probablemente aún necesite una tercera o como mínimo unas clases técnicas para recuperar la práctica. El caso es que hay cosas que aunque las aprendamos, si las abandonamos nos cuesta volver a retomarlas. Ni que decir tiene lo que nos cuesta aprender cosas que son totalmente nuevas. 

Recuerdo aquellas tardes, aquellas horas, en que mi padre nos cogió a mi y a mi hermano para enseñarnos a montar en bici. Probablemente no fuera mucho el interés de los dos por la bici (seguramente por eso, al menos yo, he aprendido tan mal), pero el caso es que recuerdo perfectamente como en la calle de atrás a la mía, mi padre le quitaba los ruedines a mi pequeña bici de ruedas violeta. Supongo que acabé abandonando la bici por una tal NES (Nintendo Entertainment System). 

A los años (contaba con 11 u 12) descubrí una mountain bike y volví a aprender a montar y ahi estaba mi padre para enseñarme de nuevo. 

¿A qué viene esto?. Es muy sencillo. Según Cabero (2008) las nuevas TIC's (Tecnologías de la información y la Comunicación) están produciendo un nuevo fenómeno social denominado brecha digital. Este fenómeno consiste en la aparición de los nuevos analfabetos digitales, pudiéndose llegar a crear exclusión social. Podemos entender por analfabeto digital toda aquella persona que es incapaz de poder desenvolverse en el uso de nuevas tecnologías (Aparatos móviles, ordenadores, portátiles, DVD's, consolas,etc). 

Este fenómeno está muy presente en nuestra sociedad, potencialmente más en áreas rurales que en entornos urbanos, pero afectando a todos por igual. A mi me ha afectado hace unos días. Mi padre recibió un e-mail en el cuál se le invitaba a crearse un perfil en Facebook. Se lo comentó a mi madre y la primera reacción de ella fue de desconfianza: - ¡No te metas ahí! ¡van a verlo todo sobre ti y a saber que cosas te pueden hacer!

Mi padre (creo que por experimentar) se acabó haciendo el perfil. Inmediatamente me pidió (con sus formas de explicarse) que le ayudará a aprender a subir fotos: - ¡Niño! ¡Subéme fotos al farbú! ¡Que vea mis compañeros lo güenorro que yo estaba de joven!. 

Al final de la tarde, mi padre ya sabía escanear fotos, subirlas, comentar en diferentes perfiles y buscar todo tipo de información en Facebook. Le ayudé muy poco, pero me resultó llamativo el hecho de que con un poco de asesoramiento ha aprendido a usar una herramienta que desconocía totalmente. Creo que el futuro de la comunicación pasa por las redes sociales (quizá dediquemos una entrada a ese tema), pero el hecho de haber contribuido a que mi padre sea menos analfabeto digital, me hace sentirme complatamente lleno de orgullo, y al fín y al cabo es lo menos que puedo hacer por él, pues... él me enseñó todo lo que sé, entre otras cosas, a montar en bici... y sé que lo hará tantas veces como haga falta por muchas veces que me olvide. 

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